Son muchos los estudios e informes que tratan de analizar
el uso de Internet y las Redes Sociales en los diferentes sectores de la
población. En el curso “Educación Conectada en Tiempo de Redes” hemos
contribuido a ello con una encuesta centrada en el entorno educativo: docentes,
alumnos y familias. Concretamente, vamos a analizar a los resultados obtenidos
en el ámbito del alumnado (muestra de 2679 alumnos de los que más del 80% son
mayores de 14 años).
En primer lugar, observamos que no
difieren mucho del resto de los estudios (ver, por ejemplo, Perfil
sociodemográfico de los internautas españoles. ONTSI, enero 2014.
Hay, sin embargo, un hecho que sí llama la atención:
el uso de Internet, las Redes Sociales y los servicios de MI (Mensajería
Instantánea), que se ha generalizado en el ámbito privado (ocio y
entretenimiento, contacto con amigos y familiares), sigue estando muy por
debajo en el entorno educativo y del aprendizaje en general. Así, mientras que
el porcentaje de alumnos que disponen de internet en casa supera el 90%, hay
aún muchos centros educativos sin conexión o con una conexión que no está al
alcance del alumnado.
Por otro lado, destaca la generalización del uso de
los dispositivos móviles en los alumnos, incluso en los más pequeños, aunque,
igualmente, éste mayor en el ámbito privado que en educativo. Resulta
comprensible que tanto la utilización de estos dispositivos como la
participación de en las redes sociales (entre las que destacan Facebook y
Twitter) aumente a medida que lo hace la edad de los encuestados, pero cabe
plantearnos si no estaremos desperdiciando el potencial de estos dispositivos,
de uso generalizado, en la educación.
Nos encontramos, pues, con una sociedad digital cuyos
miembros están educándose en un centro (escuela, instituto o universidad) que
no consigue adaptarse al ritmo en que se suceden las transformaciones ni
integrar los avances tecnológicos al proceso de enseñanza-aprendizaje. Y choca
aún más el hecho de que, siendo los servicios de MI los de más amplia difusión
en la población (especialmente Whatsapp), apenas estén empleándose en la
educación, bien por miedo, bien por desconocimiento de las posibilidades que
entrañan.
En conclusión, la integración de las TIC en el aula
supone el mayor reto al que nos enfrentamos los educadores del siglo XXI, como
bien explica Laurie B. Dias en el siguiente artículo traducido por Claudia de Piedrahita.
Hola Raquel!
ResponderEliminarSoy Rafa, Community Maanger de redAlumnos. ¿Hay alguna forma de acceder a los resultados de la encuesta? Nos interesa mucho conocer el estado de la comunidad educativa ante las nuevas tecnologías.
Muchas gracias y un saludo.
Hola, Rafa. No sé si es posible acceder a la encuesta si no eres alumno del curso. Hablaré de ello con mi tutor. Un saludo
ResponderEliminarDices; “Nos encontramos, pues, con una sociedad digital cuyos miembros están educándose en un centro (escuela, instituto o universidad) que no consigue adaptarse al ritmo en que se suceden las transformaciones ni integrar los avances tecnológicos al proceso de enseñanza-aprendizaje.”
ResponderEliminarTal vez esto sea cierto pero también puede ser injusto o incompleto.
La escuela la hacen fundamentalmente los docentes y estos, a pesar de su elevada edad media, han hecho un gran esfuerzo en adaptarse a las nuevas tecnologías, solamente hay que ver las encuestas que has analizado.
Las Administraciones Educativas llevan años impulsando programas de formación en nuevas tecnologías, con mayor o menor acierto, pero al menos llevamos 15 años con estos programas.
Hay que ser un poco conservador en los procesos de enseñanza aprendizaje y no digo con ello que no haya que innovar, yo mismo he estado y estoy inmerso en más de 10 programas de innovación educativa muy complejos y he obtenido varios premios (uno de ellos europeo), pero no hay que dejarse deslumbrar y seguir los dictados de la moda.
Las tecnologías de la información nos tienen extasiados y está de moda pensar que de estas tecnologías las redes sociales es lo más y, por tanto, fundamental en la educación. Yo no lo creo así, hay otros avances en aspectos tecnológicos, psicopedagógicos, sociales, organizativos, de conocimiento del proceso de aprendizaje, etc. de mucha mayor importancia.
Tal vez muchas de las cosas que estamos viviendo no contribuyan positivamente a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, con lo cual no quiere decir que todo sea negativo, pero si quiero decir que debemos de ser muy críticos y prudentes.