domingo, 26 de abril de 2015

CONSTRUYENDO MI PLE


Hace unas semanas, mis alumnos de 6º de primaria plantearon una interesante cuestión. 
Estábamos hablando de los cambios políticos, sociales, económicos y culturales que marcaron el paso de la Edad Media a la Edad Moderna y alguien levantó la mano para preguntar quién ponía nombre a las edades. Les expliqué que los historiadores recientes se han puesto de acuerdo para nombrarlas y fijar la fecha que marca el cambio, pero que en realidad no es una cosa que suceda de un día para otro, y que las personas que viven en esa época no son conscientes de estar viviendo una edad diferente.
Fue entonces cuando una alumna quiso saber cuándo iba a acabar la Edad Contemporánea (¿Quién ha dicho que los chicos de 12 años no piensan?). Les dije que todo apuntaba a que ya se estaba produciendo un cambio, pero que pasarían unos años hasta que los historiadores se pusieran de acuerdo en reconocerlo y darle un nombre. Al mismo tiempo, les lancé otra pregunta: ¿Qué está ocurriendo en este siglo que nos hace diferentes de los que vivieron en el pasado? “La Tecnología”, “Internet”, "Las Redes Sociales” fueron las respuestas. Y concluimos que, seguramente, estábamos entrando en lo que entre todos decidimos llamar la “Edad Tecnológica”.
No hay duda de que vivimos en una época de rápidas transformaciones que afectan, sobre todo, a nuestra manera de relacionarnos. Los alumnos, nativos digitales, son plenamente conscientes de ello; no tanto los profesores, que a duras penas tratamos de seguir la corriente de cambios sin quedarnos atrás. Es por ello que el proceso de aprendizaje debería incidir menos en la información (actualmente accesible a todos gracias a Internet) que en el dominio de las herramientas que nos permitirán encontrar esa información y compartirla con las personas que forman parte de nuestra red de contactos, una red destinada al APRENDIZAJE, con mayúsculas.
Antes de iniciar el curso de Educación Conectada ya había comenzado a construir, sin saberlo, mi PLE. Sin embargo, es ahora cuando soy consciente de todo lo que implica y de lo importante que resulta sistematizar y visualizar este proceso que nunca terminará, pues el aprendizaje es para toda la vida y en la Red irrumpen constantemente nuevas herramientas y recursos que facilitan la tarea.
Concibo mi PLE como una fuente de energía de la que parten los haces, a modo de tentáculos, que me conectan con el mundo. Acabo de terminarlo y ya sé que he olvidado incluir algunos recursos; en poco tiempo tendré que ampliarlo y buscar un sistema para organizarlos según el uso que les doy. De momento, mientras me oriento en este espacio ilimitado, mantengo todos en una única categoría que podría llamarse “ampliando posibilidades”.

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